Todos hemos disfrutado un espectáculo de fuegos artificiales: la excitada multitud en rededor, bulliciosa, expectante. Entonces, el cohete asciende dejando una estela de chispas doradas en el moreno tapiz nocturno, y de pronto, ¡Pum!, ¡Pum!, vistosos ramilletes de destellos y colores que deslumbran a las propias estrellas.