jueves, 22 de noviembre de 2018

Actitud positiva… verdadera


“Si tienes ideas negativas, atraerás cosas negativas; si tienes ideas positivas, atraerás cosas positivas", nos dicen los oradores motivacionales, y agregan: "Tus pensamientos son enviados al Universo y atraen magnéticamente todas las cosas semejantes que están en la misma frecuencia”.
¿Es bueno vivir con actitud positiva? Sí, claro. ¿La actitud positiva nos ayuda a lograr nuestros objetivos? Sí, ciertamente. Además, los optimistas tienden a ser más extrovertidos, tienen una mejor autoestima, caen mejor a los demás, controlan mejor sus emociones, son más proactivos y alcanzan mayores éxitos.
Pero la actitud positiva verdadera -y como funciona- no tiene nada que ver con un Universo que sintoniza con las vibraciones de tus pensamientos para enviarte, "magnéticamente", cosas buenas o malas.
Esta afirmación me suena a mí a una apuesta por el voluntarismo, la suerte o la fe ciega en supuestas leyes y fuerzas fantasmales inexistentes. En suma, un enfoque no científico.
¿Existe entonces una visión científica y realista de la actitud positiva? Pues claro que sí, veamos.
Según el afamado psicólogo estadounidense Solomon Asch, las actitudes son: “predisposiciones a actuar de una manera, formadas por la experiencia anterior”.
Así pues, si anteriormente para cierto tipo de eventos tuviste una experiencia satisfactoria, ante un hecho nuevo del mismo tipo tu actitud será positiva; si fue desagradable, tu actitud será negativa.
Este es el proceso que va de la experiencia práctica a la actitud.
Por otra parte, la psicología también ha demostrado que tener una actitud positiva, optimista, verdadera, nos provee de la convicción psicológica que nos permite eliminar la interferencia desgastante y distractora de los pensamientos negativos, para dedicarnos con esmero a las actividades que nos conducen al objetivo que nos hemos trazado.
En este caso, la actitud positiva verdadera te permite despejar tu mente para aprovechar al máximo tu concentración mental y tu energía emocional y física, favoreciendo el logro de tus objetivos.
Este es el proceso que va de la actitud a la experiencia práctica.
Formándose así el círculo virtuoso de la actitud positiva.
Ahora bien, ¿cómo puedes asegurarte más resultados positivos para incrementar tu círculo virtuoso de optimismo?
Y la respuesta no es que cargues un dije chino, practiques un ritual o cantes un mantra. No.
Solo hay una manera de que obtengas resultados positivos de tus acciones: teniendo el control de la situación.
Y para que tengas el control sobre un acontecimiento el método correcto que debes seguir es el de estudiar, investigar, preguntar y aprender todo sobre él: sus fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas (análisis FODA); desarrollar los aspectos favorables y neutralizar los aspectos desfavorables o transformarlos en favorables, y planificar tus acciones.
Cuanto más domines un asunto, más resultados positivos obtendrás, más confianza adquirirás, y más optimista te sentirás cada vez que trabajes en él. Si aplicas esta sencilla ecuación a todos los ámbitos de tu vida te convertirás en una persona de éxito, con actitud positiva verdadera general y alta autoestima.
Todo muy bonito, pero… ¿qué pasa si obtienes resultados negativos y fracasas, a pesar de haber investigado el tema y planificado tus acciones?
Bien, la respuesta es que en el mundo nadie ha logrado dominar un tema sino después de muchos intentos. Los hermanos Wright diseñaron y rediseñaron muchas veces su aeroplano y lo fueron mejorando con las lecciones aprendidas en cada “fracaso”, hasta que fueron los primeros hombres en lograr que un aparato más pesado que el aire, controlable y con motor se sostuviera en vuelo.
Frente a los resultados negativos, los “fracasos”, la actitud positiva verdadera consiste en que asumas las perdidas como si fueran una inversión en un curso-taller en el cual estas aprendiendo a dominar un tema.
Y cuando estas aprendiendo a dominar un tema, el mejor consejo que puedes seguir es el que da Robert Kiyosaki: “Si quieres ir a alguna parte, es mejor encontrar alguien que ya haya estado allí”.
Y ahora que ya sabes cómo se origina y se usa la actitud positiva con criterio realista y científico, es el momento de tocar un aspecto embarazoso: lo antes dicho vale para los hechos que puedes poner bajo tu control, pero ¿qué pasa con los hechos que no puedes colocar bajo tu dirección?, temas como el no poder agenciarte de la información que necesitas, catástrofes naturales o decisiones de otras personas ¿Se puede tener una actitud positiva verdadera sin tener una base sólida para tal actitud? La respuesta adelantada es, sí.
En esta eventualidad estamos ante dos casos: cuando la carencia de control es solo pasajera y cuando es permanente.
En el primer caso, se trata de hechos cuyo control está temporalmente fuera de tu alcance, porque se presentan de improvisto y son desconocidos para ti, por ejemplo, la oportunidad de invertir en un negocio que no conoces, una oferta de trabajo no solicitada, una notificación de demanda judicial, etc.
En estos casos tu falta de control es transitoria, pues con el tiempo puedes documentarte y dominarlos, pero en ese momento no tienes tiempo de investigar para reaccionar adecuadamente.
La actitud positiva verdadera en estos casos consiste en: primero, acude a un profesional que domine el tema para que te de orientación, asumiendo el costo.
Segundo, con la información disponible, toma la mejor decisión que te sea posible, ya sea de hacer o de no hacer.
Tercero, si decidiste hacer algo, esfuérzate por que funcione. Como dice Phil MacGraw: "A veces tomas la decisión correcta, y a veces haces que la decisión sea la correcta".
Lo importante es no dejarte inmovilizar por la inseguridad o el miedo.
Pero lo más importante es que debes aprovechar para aprender de la situación, y así estar mejor capacitado para abordar exitosamente casos similares en el futuro, incrementando tu acervo de conocimientos.
En el segundo caso, se trata de hechos cuyo control está definitivamente fuera de tu alcance, por ejemplo, la quiebra de un negocio, la pérdida de un trabajo, una relación, un pariente querido, o la mala situación económica y social del país, etc.
En estas condiciones, puedes pasar por un periodo de actitud negativa, que puede durar semanas, meses o años, debido a que, hagas lo que hagas, no podrás influir en el curso de los hechos.
Frente a una situación adversa irreversible, la actitud positiva verdadera gravita en: primero, acepta aquello que no puedes cambiar y dalo por terminado, de ser posible antes que la catástrofe suceda. Como dice el afamado Seth Godin: "Los triunfadores renuncian con mucha frecuencia, pero sobre todo, lo hacen a tiempo". 
Segundo, asume el costo que tengas que pagar, pero lucha por minimizarlo.
Y tercero, enfócate en nuevos proyectos que le den un nuevo sentido a tu vida.
Por encima de todo, no te dejes paralizar por la tristeza o el pánico.
En estos casos, igualmente, lo más importante es que debes aprovechar para aprender de la situación, y así estar mejor preparado para afrontar favorablemente casos análogos en el futuro, acrecentando tu bagaje de recursos.
En la vida se nos presentan situaciones desfavorables y asumirlas como tales es un acto de realismo, pero evita caer en la actitud negativa a priori, que consiste en pensar que no puedes lograr tus objetivos o superar tus problemas, sin antes haber estudiado e investigado suficientemente los hechos, sin antes haberte esforzado lo suficiente.
Una persona tiene una actitud negativa a priori cuando solo se basa en su imaginación, intuición o superstición, para decir que las cosas le van a ir mal.
En el otro extremo, es peligroso tener una falsa actitud positiva, porque te ciega de la necesidad de investigar,  aprender y planificar, colocándote en una posición de "ojalá que todo salga bien"; o sea, de pasividad e ignorancia de los riesgos que todo emprendimiento tiene, haciéndote vulnerable a ellos.
Finalmente, es correcto afrontar con actitud positiva todo emprendimiento o situación que se nos presente, aún cuando no tengamos base para ello, pero hay que convertirla lo más pronto posible en una actitud positiva verdadera.
En resumen, tienes una actitud positiva verdadera cuando te basas en los siguientes principios:
1.   Partes del conocimiento FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades, Amenazas) de la situación.
2.   Planificas cuidadosamente tus acciones.
3.   Desarrollas los aspectos favorables y neutralizas los aspectos desfavorables, o los transformas en favorables.
4.   Ves los errores o fracasos como cursos-taller para aprender y volver a intentarlo con más precisión.
5.   No confías el destino de tus planes a la buena suerte.

Soy un optimista, no tiene mucho sentido ser otra cosa”,
Winston Churchill.