lunes, 2 de marzo de 2015

A la TV basura, dile No

(Discurso persuasivo con refutación)

En cierta ocasión, el novelista francés Alejandro Dumas comentó: “¿Cómo es que, siendo tan inteligentes los niños, son tan estúpidos la mayor parte de los hombres? Debe ser fruto de la educación”.

En nuestros tiempos, Alejandro Dumas precisaría: “Debe ser fruto de la televisión”, pues gran parte de la educación que hoy recibimos niños y adultos nos llega por este medio.

 
Todos queremos recibir una educación que nos forme como personas valiosas, con esperanza en el futuro y una visión solidaria y positiva de la vida. Sin embargo, tal parece que quienes hacen televisión se han ubicado en el bando contrario. Y es que, desde las 00 horas hasta las 12 de la noche, las pantallas están contaminadas con imágenes que siembran el miedo, la mediocridad, la amoralidad y todo tipo de antivalores entre la población.

Veamos un resumen de lo que nos encontramos todos los días al prender el televisor.

Esto es lo que pulula diariamente en los programas “para diversión”: vulgaridad, escándalo, perversión, sexismo, peleas, racismo, bobada. La televisión se ha esmerado en formar a varias generaciones convenciéndolas de que diversión es necedad y denigración.

Y aquí, los noticieros matutinos y nocturnos.


Horarios próximos al inicio y al fin del día, y por tanto claves para nuestra psicología y actitud personal ante la vida. Saturados de asaltos, secuestros, extorsiones, violaciones, asesinatos. A través de ellos, la televisión siembra en el ciudadano la inseguridad y el temor; la manera más efectiva para cosechar un ser sin esperanzas y con baja autoestima.

¿Y qué hay de las telenovelas, películas y series?


Muchos psicólogos ya nos han alertado sobre los personajes con alteraciones mentales que saturan estos programas: paranoicos, neuróticos, esquizofrénicos, psicópatas, asesinos seriales, etc. Con su acoso constante, la televisión nos orilla a imitar estos deformados modelos de personalidad. Modelos que encajan perfectamente con la idiosincrasia y emociones que nos ha implantado previamente vía sus programas "de diversión" y noticieros.

Con esta pantalla, mucha razón tenía Alejandro Dumas: naciendo inteligentes, hay individuos que terminan como zombis estúpidos. Abierta la caja de Pandora de los antivalores, no es de extrañar que prolifere hoy tanto sujeto antisocial.

Tal vez se pueda pensar que esta apreciación negativa de la televisión es parcializada y subjetiva, los tabús de una viejecita moralista; sin embargo, la mayoría de nuestra población comparte nuestro sentir, aunque no todos son capaces aún de ver la esencia del problema ni sus consecuencias.

En agosto de 2013, CONCORTV, un órgano consultivo del Ministerio de Transportes y Comunicaciones, envió a su personal a realizar una encuesta sobre los medios de comunicación en supermercados, empresas, hogares, paraderos de buses y lugares públicos de la ciudad de Lima.


Los resultados revelaron que la percepción de los ciudadanos adultos sobre contenidos agresivos en la pantalla chica es muy alta. Así por ejemplo, un 73% considera que se transmiten palabras groseras e insultos; un 61%, escenas de sexo y desnudos muy sugerentes, y un 82%, excesiva violencia.

Como ves, los ciudadanos adultos son muy conscientes de que la parrilla de programación actual es un retroceso y no un avance en la edificación de nuestra sociedad. Pero ¿qué hay de los niños que no pueden juzgar lo que ven?

Al respecto, varios estudios realizados en Europa revelan que los dibujos animados como Power Rangers, Dragon Ball Z, Pokemón o Los Caballeros del Zodiaco, exponen a los niños a ver actos agresivos extremos, como: discusiones furibundas, puñetazos, patadas, golpizas, cuchilladas, balaceras, asesinatos, accidentes violentos, guerras y otros.


Y que contienen seis veces más violencia que los programas para adultos.



¡Seis veces más violencia! Es urgente proteger ¡YA! la salud mental de nuestros niños. Niños que forman su personalidad imitando modelos.

Así pues, lo que actualmente la televisión nos provee no es precisamente "lo que le gusta a la gente”. 

Como padres de familia, como maestros, como alumnos, anhelamos que nuestra patria sea grande y feliz. Que este poblada por gente inteligente, trabajadora y solidaria. Que sea la admiración de todas las naciones del planeta por su alto desarrollo.

Sin embargo, la televisión está moldeando un país de individuos semejantes a los que aparecen en Esto es Guerra; Al aire; Amor, amor, amor, etc.: embrutecidos, holgazanes, insolidarios y violentos; que no saben siquiera que ¡nuestra bandera es un símbolo patrio! La pantalla se ha convertido en el caldo de cultivo de un país decadente y eternamente subdesarrollado. ¿Cuál crees tú que era la pauta televisiva mientras la sociedad Mejicana era tomada por el crimen? ¡Los programas basura!


Como dijera en una entrevista el afamado productor italiano de cine Federico Fellini: “La televisión es el espejo donde se refleja la derrota de todo nuestro sistema cultural”.

Y frente  a esta lamentable y peligrosa situación, ¿cuál es la solución que pregonan los dueños de los canales de televisión y quienes se dedican a vivir de este negocio? ¿Cuál será la moderna Rumpelstiltskin que romperá el maleficio de la televisión basura? Pues, la autorregulación.

¡Sí, así como lo escuchas! Ellos prometen, juran y rejuran que no se requiere de ninguna ley, de ninguna marcha de protesta, porque ellos solitos se van a “autorregular”. Veamos pues, dos ejemplos que nos grafican el por qué dicho auto control no ha funcionado y nunca funcionará.


La señora Gisela Valcársel, una respetable dama, pero equivocada en su apreciación sobre los fines de la televisión, ha dicho:


Tú sabes bien lo que fue el circo romano, un medio por el cual los emperadores embrutecían al pueblo mientras ellos se enriquecían. Un “entretenimiento” que fue degenerando hasta albergar ¡asesinatos en vivo y en directo de gente indefensa!, mientras la masa envilecida aullaba de sadismo.

Por otra parte, el polígrafo y periodista, Marco Aurelio Denegri, relata una conversación ocurrida en los 90’s, entre Ernesto Schütz Landázuri, principal accionista del Canal 5, con el prestigioso poeta José Watanabe, guionista de un espacio cultural en ese canal.

Schütz llegó a la oficina del poeta y le preguntó sobre la pauta de la próxima transmisión, a lo que Watanabe respondió:

– Estamos preparando un programa acerca de Chambi.

– ¡¿De quién?!

– De Chambi, Martín Chambi, el famoso fotógrafo cusqueño.

– No lo conozco.

– Bueno, con mayor razón hay que hacer el programa, porque si usted, que es el dueño del canal no lo conoce, imagínese el gran público. Sería conveniente consultarle al señor Alejandro Guerrero, que es el encargado de asuntos culturales...

– ¡Vea usted señor! –interrumpió Schütz–. Aquí, el número uno soy yo, el número dos soy yo y el número tres también soy yo. Aquí se hace lo que yo digo, y lo que yo digo es que ese programa del tal Chambi no se va a hacer y ¡no se hace pues!

Al oír esta prepotente agresión a la cultura, Watanabe se indignó y renunció en ese momento al canal.

¿Habrá cambiado el "espíritu empresarial" de los dueños de los canales? ¿Los conductores de los programas basura tendrán la misma calidad moral que tuvo José Watanabe? No lo creo. 

Los recicladores de desechos tienen más dignidad que algunos lectores de noticias, conductores y "estrellas" de la TV. Aquellos recolectan lo que no sirve, para que luego sea transformado en algo útil para la sociedad, y ese sí que es un trabajo digno.

La realidad es muy obvia: no se puede poner al gato de despensero. Para ellos la televisión es un negocio, del que hay que sacar la mayor cantidad de dinero posible sin importar el cómo.

Y en medio de este zaperoco, de este aquelarre mediocre televisado, que podemos decir de nuestras circunspectas autoridades, ¿están ellas dispuestas a salir en defensa de la salud mental de nuestras familias? ¿Piensan en el futuro de nuestro país, como es su deber?

El señor Fredy Otárola, portavoz principal del oficialismo, el año pasado, mientras era Presidente del Congreso, afirmó que el gobierno apoyaba la autorregulación. 


No se podía esperar menos, pues los políticos, ¡todos los políticos!, son tributarios de la televisión. Los canales los ponen en sus curules, y los canales los sacan. Como dice el político estadounidense Al Gore: “Si usted no sale en televisión, no existe”.

Lamentablemente, las instituciones llamadas a proteger la salud mental de nuestra sociedad han fracasado; han claudicado ante los intereses personales y monetarios.

Así que, ante esta preocupante realidad, yo te pregunto: ¿cuál será tu aporte para proteger a tus hijos, tus nietos, tus alumnos? Sí un niño estuviera siendo agredido, ¿no acudirías en su auxilio? Si un niño estuviera siendo molestado por un pervertido, ¿no saldrías en su defensa? Claro que sí.

"En cada amanecer hay un vivo poema de esperanza", le gustaba decir al escritor español Noel Clarasó, y la buena noticia es que el nuevo amanecer de los valores en nuestro país lo hemos asumido los ciudadanos conscientes y con esperanza: el año pasado, los miembros de Avaaz Perú lograron recolectar 100,000 firmas demandando el retiro de los banales programas Esto es Guerra y Combate; el 29 de agosto, también del año pasado, se impulsó un apagón mediático como protesta, y el 27 de febrero de este año, se realizó la primera marcha contra la televisión basura, cuya finalidad fue exigir como urgente, al Gobierno y al Congreso, que haga respetar la ley que regula el horario y la programación familiar e infantil.


Habrá una segunda y tercera marchas, que estamos seguros contarán con el apoyo masivo  y entusiasta de todos los peruanos que queremos un mejor país donde vivir.

Fue Gabriela Mistral quien dijo: “El futuro de los niños es siempre hoy. Mañana será tarde”.

Queridos amigas y amigos, no permitamos que mañana sea tarde. No permitamos que se siga cumpliendo la sentencia fatídica de Rousseau: “El hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe”. Es hora de actuar. Es hora de que las personas nazcan buenas y la sociedad las ayude a seguir siendo buenas, y la sociedad somos todos nosotros. 

Usa el control parental de tu televisor y bloquea los canales que pasan programas ofensivos, no consumas los productos que los auspician y participa en las marchas contra las televisoras que promueven antivalores. 

¡A la TV basura, dile No!

Cencosud (Metro, Wong, París) dejó de auspiciar a 'Amor, amor, amor', 'Magaly' y 'Hola a todos'. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

QUE BUEN ANÁLISIS SOBRE ESTE PROBLEMA QUE MUY POCOS SE ATREVEN A TRATAR