miércoles, 25 de julio de 2012

El hilo de Ariadna*

Los discursos de los oradores nobeles por lo general suenan a cortado. Como si se trataran de collages de imágenes superpuestas con una mínima —o ninguna— relación lógica entre sí. Tal situación deja la impresión de que el orador no conoce su tema, debilitando fatalmente su poder de convencimiento. 


Si deseas evitar esta sensación en tu discurso, el truco radica en saber que una alocución bien estructurada consta de varias secciones que cumplen una función específica: introducción, planteamiento, argumentación, conclusión y final, por mencionar una estructura clásica (hay muchas otras formas de estructurar un discurso), y que entre sección y sección debes intercalar palabras o frases llamadas transiciones. Lo mismo vale para pasar de un párrafo a otro (ideas principales).

La necesidad de las transiciones estriba en que cada componente del discurso –oración, párrafo y sección– discurre como un arco temático, como una campana de Gauss. Tiene una frase como punto de partida, un desarrollo en el que se amplía el contenido y una frase que cierra la idea. Las transiciones (o conectores), entonces, constituyen el hilo que te servirá para pasar, de manera natural, del final de un arco temático al inicio del próximo sin que tu auditorio note las junturas.

Algo más, al pronunciar un discurso debes tener presente que no es conveniente usar algunas  de las transiciones que se usan en redacción, debido a que le dan un toque académico, formal, de estructura lógica rígida, lo que desluce la parte emocional, que es la que acerca tu lado humano al público, fundamental para convencer. (Por lo general este problema surge antes de pronunciarse el discurso, en el momento de su redacción, debido a que se escribe para la vista y no para el oído).

Verás, la redacción académica tiende a tener profundidad, por lo que se requiere de palabras que indiquen el sentido en que va a fluir la lógica en la frase siguiente, mientras que la exposición oral tiende a tener amplitud más no profundidad, esto es, tiende a acumular imágenes, relatos y argumentos, pero evita los detalles minuciosos –innecesarios por lo demás, a menos que quieras dar un discurso descriptivo o explicativo–.

A continuación te paso dos listados de transiciones usadas en oratoria. No son las únicas, pero son un buen punto de partida.

La primera es una lista de las más usadas que he recopilado:

¡Bien! (¡Bueno!)
¡¿Saben?!
¡Verán!


¡Ahora! (¡Ahora bien!)
¡Sucede que! (¡Resulta que!)


¡Piensen en...! (¡Imaginen que...! ¡Piénsenlo!)

¡Déjenme decirles que...! (¡Quiero que sepan que...!)

¡Hace unos días! (¡Hará unos años!)

¡También!
¡Otra cosa! (¡Además!)

¡Pero!
¡En verdad...!



¿...? (Me pregunto... Y la pregunta es...)
¡Yo creo que...! (¡A mí me parece que...!)

Me gustaría citar a X (X dijo una vez)



¡Entonces!

¡Así que!

¡Por ejemplo!



La segunda lista corresponde a una publicada por la University of Mary Washington:



Para marcar tiempo o lugar
  • Ahora, luego, después, antes, finalmente.
  • Entonces, pronto, en cuanto, mientras.
  • Recientemente, actualmente, en la actualidad.

Para marcar lugar
  • Hasta este punto, enfrente de, fuera de.
  • Además de, al lado de.

Para comparar
  • Sin embargo, por otro lado, en su lugar, por mucho que.
  • Al contrario, de otra manera, de otro modo.
  • En cambio, por otra parte.

Para dar razones
  • Por lo tanto, por esta razón, así que.

Para reformular
  • Otra manera de decirlo es, en otras palabras.
  • Como se ha visto, como se ha dicho antes.
  • Parece que, o sea, es decir.

En este punto es importante distinguir las palabras y frases que sirven como transiciones de las muletillas. Estas últimas son tics del lenguaje (¡eh!, o sea, ¿no? ¡Y nada!), cuya característica es que son repetidas constantemente y sin ninguna relación con la idea que las antecede o las precede. Con la muletilla, el orador simplemente repite automáticamente un sonido para llenar un espacio vacío en el que no sabe qué otra cosa poner. Debido a que cualquier palabra o frase puede convertirse en muletilla, las palabras y frases arriba mencionadas como transiciones deben ser usadas en el contexto adecuado y con variedad.


Un último concejo: al pronunciar las palabras de transición, hazlo con energía, como si fueras a continuar con la idea anterior, de esta manera acentuarás aún más el efecto de continuidad entre las ideas, y la vitalidad de tu discurso se mantendrá en un nivel óptimo.


* Según la mitología griega, Ariadna dio a Teseo un ovillo de hilo para que este encontrase el camino de salida en el laberinto del Minotauro.

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