sábado, 1 de diciembre de 2012

Guía de iniciación rápida para videntes

(Discurso de entretenimiento)

Según el calendario Maya, el fin del mundo tiene fecha y hora, será este 21 de diciembre de 2012, exactamente a las diez de la mañana.

Todos hemos escuchado esta profecía. Está en boca de todos los eruditos: astrólogos, videntes, talk shows y people de la farándula. Incluso The History Channel y Discovery Channel están convencidos a pie juntillas que el vaticinio Maya se cumplirá inexorablemente. El fin de nuestra civilización está cerca, muy cerca.

Pero a mí, particularmente, más que las profecías lo que realmente me fascina son las vías que eligen los espíritus del más allá para comunicarse con los paracreyentes del más acá. Los mayas, por ejemplo, para realizar sus famosas predicciones, se cubrían con taparrabos de plumas y ascendía pirámides a media noche para otear el movimiento de los astros en el firmamento.

Pero como los tiempos cambian y en todo se innova, esto de exponerse semidesnudo en la punta de un colosal poliedro también se ha ido modernizando. En el siglo XIX, por ejemplo, las visiones que nos llegaban desde el hades solían elegir a escritores famosos, y el escritor futurista más famoso es, obviamente, Julio Verne. Es fácil recordar  De la tierra a la luna o Veinte mil leguas de viaje submarino.

Pero existieron otros autores que mostraron capacidades visionarias igualmente asombrosas, como es el caso de Morgan Robertson.

En su libro El naufragio del Titán, Robertson narra la tragedia de un gigantesco transatlántico llamado Titán, que se hundió al chocar una noche de abril contra un iceberg en aguas del océano Atlántico, a 400 millas de Terranova, mientras navegaba demasiado rápido a 25 nudos. Exactamente como le ocurriría al Titanic en 1912, ¡14 años después! ¿Poseía Robertson capacidades extrasensoriales? No lo sé, pero la vedad es que atinó incluso con el apellido del capitán, que era ¡Smith!

¿Alucinante verdad?

Ahora bien, si tú consideras que los médiums, pitonisas y novelas son cosas ya anticuadas, déjame decite que ahora es posible usar como vehículo de la clarividencia al cine. En efecto, entre los casos más impactantes se mencionan las aventuras de Marty McFly en la cinta Volver al futuro II. Resulta que en el almanaque que compra Marty al inicio de la película, sale que el equipo de baseball de Florida ganaría las series mundiales en 1997, lo cual en efecto ¡sucedió! Pero lo realmente asombroso de esta predicción es que en la época en que se hizo la película, 1989, ¡Florida ni siquiera tenía equipo de baseball!

Pero si esto te ha dejado anonadado, tengo que decirte que lo de Marty es una zapatilla vieja Made in China al lado de la prolífica capacidad clarividente de los Simpson. (Lo cual demuestra que mientras menos inteligente el vidente, más creible resulta la profecía). Y si no me crees solo mira esto.



Como veras, existen muchas formas de saber el porvenir: las bolas de cristal, las cartas españolas, las líneas de la mano, el monito que extrae una tarjeta de una caja, y como no mencionar a ese entrañable y simpático personaje que era el pulpo Paul. ¡Acertó con el resultado de todos los partidos que se le propusieron en el mundial de fútbol de 2010! Lástima que haya terminado como pulpo al olivo... Siempre me he preguntado si él también adivino eso.

Y así, una larga lista hasta llegar a extremos como el leer el porvenir en los lunares del cuerpo, o casos como el de esta vidente de Chollywood, que asegura poder adivinar el futuro de los famosos y famosas... con solo mirarles el trasero. Rumpología es el nombre de esta nueva ciencia de las nalgas.

Pero, finalmente, la pregunta es: ¿existe realmente un método garantizado para conocer el futuro? Los más audaces afirman que sí, más aún, nos dicen que en el mundo altamente tecnológico de hoy en día, todos disponemos de un medio infalible para conocer nuestro destino: los smartphones. ¡Guau, de verdad son increíbles! Si deseas conocer qué te depara el porvenir solo tienes que llamar a la brujita Josie... o a Walter Mercado.

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